domingo, 24 de abril de 2016

Carta de un demonio




Llegué a este mundo por la puerta de atrás, los múltiples pecados abren la brecha desde el infierno para que podamos escapar. En este mundo existe mucho mal y de el nos valemos para poder llegar.

Soy un alma perdida, condenada a la hoguera infinita de los pecados que pude cometer tiempo atrás, vendí parte de mi alma y acabé siendo ese demonio al que todos quieren expulsar.

Volví a este mundo con un objetivo, ensuciar las almas que están por la tierra y que al fallecer puedan sumar almas a nuestro maestro del dolor que necesita siempre un alma más.

Nunca me veras pero caminamos entre vosotros y no actuamos directamente, simplemente implantamos la semilla del mal en los susurros que a veces te empujan a dañar.

Un pequeño gesto, un detalle que me revelé la clase de poder que puedo ejercer sobre tu conciencia y allí estoy pegado a ti en cada paso que das. Guiaré tus pensamientos hacia el mal.

Pronto comprenderas que todo mal conlleva una condena y suele ser de manera brutal. Cuando al infierno acudas entenderás que las almas se pueden corromper y llegar a partir a la mitad.

Pero quiero contarte algo que me pasó, de cómo evolucione hacia algo que no sentí jamás. Despues de siglos en la lucha por llevarme almas resultó que una me llevo a mi hacia la calida luz del bien para poderme perdonar.

Fue en un día cualquiera y la luz que aquella alma desprendía no había visto igual, como buen demonio me decidí a llevarla a la completa oscuridad.

Me pegue a aquel crío recién nacido y la luz me cegaba por momentos pero empecé mi trabajo, no dude por un momento que aquello me llevaría más tiempo del que podía esperar.

Fue mi trabajo a tiempo completo, me lo tomé como una afrenta personal. Poco a poco y según crecía, en cada susurro y pequeño acto de maldad la luz bajaba de intensidad.

Recobre mis ojos cuando la luz llego a la mitad, ese momento que estas entre el bien y el mal. Solo un pequeño gesto o una mala decisión y la balanza caerá hacia un lugar.

Tarde unos años más pero de pronto la luz de aquella alma ya era completa oscuridad, los malos actos no dejaban de brotar de el por si solo ya.

Mi misión y trabajo se completaron cuando murió en completa soledad, me lleve un alma que al nacer era la más pura que nadie había visto jamás. Ningún ángel o demonio me pudo hablar de cómo un alma ilumina tanto siendo pura al nacer.
Lo que no calculé es que al partir dejó algo de esa luz en mi interior, comenzó de manera espontánea. Ya no podía susurrar a aquellas almas por ningún tiempo más. De pronto dentro de mi nacieron sentimientos que no sentí jamás.

¿Eso era amor? ¿Eso era amistad?. ¿Me empezó a gustar la vida?. No dejaba de admirar a aquellos humanos que odiaba al morir en mi necesidad.


Poco a poco dejé de realizar el trabajo para el que me habían preparado tiempo atrás, con los golpes de las cadenas y el fuego eterno me forjaron para el mal y de pronto mi alma empezó a iluminar.

El final del recorrido fue cuando las alas nacieron para dejarme volar. Me convertí en un ser de luz y bondad. Como esos ángeles a los que no podía ni mirar.


Me llevé el alma más pura y como resultado ella me salvo de las llamas eternas y me hizo trascender a un nuevo estado que comprendí que era amor eterno hacia la humanidad.

Ahora voy por el mundo, no me veras pero soy ese susurro que te dice que el bien debes completar, que debes amar por encima de todo a todos. Ese pensamiento que te surca cuando tienes que decidir entre el bien y el mal.


La pelea sigue entre el cielo y el infierno simplemente aquella alma por la que lloro cada día me enseño que todos podemos cambiar. Que la salvación esta en las decisiones que llegues a tomar.

Seguiré en este mundo terrenal y esta vez buscaré las almas que el cielo se quiera llevar. Te encontraré, algún día y te elevaré a tu paraíso personal.

Nadie dijo nunca que el perdón no se pueda dar a aquellos que calleron en oscuridad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario