miércoles, 6 de enero de 2016

Diminutos seres

 

Hoy me pregunto, ¿Qué te puedo contar?.


Voy a preguntarme que cosas se esconden en esa oscuridad que hay en la habitación, en este lugar que uso para descansar.

Aquellos ruidos que me llegan a dar ese miedo irracional, esos crepitares que en la noche no dejan de abusar de la inocencia de ese niño que no me abandonó jamás. Aquí en esta soledad.

Y me pregunto ¿Qué hay allí donde no podemos llegar?, me pregunto tantas cosas que a veces incluso me pierdo en las preguntas que jamás podré llegar a contestar. Solo puedo elucubrar lo que puede ser que pase en esa oscuridad que me llega a apresar.

Pesadillas que no puedo evitar, sobre seres diminutos que viven en esa habitación, que pasean entre las sombras para que no los pueda ver. Viviendo entre los humanos que ni nos enteramos de lo que esta sucediendo mientras dormimos en una calma que no es verdad.


De cómo fue, de cómo encontré a uno de esos diminutos seres no te puedo hablar, en realidad no se si estoy loco y me deben encerrar. No se si lo que vi en verdad es parte de una pesadilla que no logré olvidar al despertar.

Solo puedo contarte que aquel diminuto ser no se parecía a nada de lo que antes pude observar. Que hablaba un extraño idioma que no lograba ni entender. Pero si puedo decirte que me perdí en esos diminutos ojos que expresaban un miedo irracional.

Entonces me comencé a preguntar si aquellos seres que me atormentaban por la noche no tendrían más de mi de lo que podía imaginar. Apresado en aquella trampa que coloqué días atrás, sentado en el frio suelo y parecía no dejar de temblar.


Me dio bastante pena, la verdad. Pero yo estaba decidido a saber la verdad. La verdad de aquellos seres que en la noche correteaban por mi habitación y no me dejaban de molestar. Pero no se si lo que hago es intentar llegar a una parte profunda de mi mente en la que nunca quise entrar.

Intenté poderme comunicar, lo único que le hizo reaccionar es cuando callé y me quedé mirandolo fijamente. En ese momento pareció calmarse, como un ser que lee tu mente y entiende que en mi no hay mal.

Entonces comprendí que aquel diminuto ser era una parte de mi en realidad, que la habitación estaba llena de seres diminutos y que cada uno de ellos era algo mio, algo que perdí y no sabia que faltaba en este alma que no dejaba de llorar.

Fue una noche como las demás cuando comprendí que por un momento me partí, me dividí en muchas partes y cada una de ellas se mostraban ante mi para que las pudiera estudiar.

Aquellos diminutos seres se plantaron todos ante mi y había mas de treinta e incluso más de cincuenta. Y allí por una noche todos pasaron ante mi y con una mirada los pude poner su nombre real.

Comencé por el dolor, aquel primer ser que pude capturar, me miro, ese miedo me apresó y me ahogo un poco más. Luché contra el para poderle ganar. Tarde un tiempo, no mucho en realidad, pero al final ese ser diminutos se evaporo como el humo de un cigarro que se debe apagar. Ante mi se fue y quiero pensar que era para no regresar.

Había sobre la mesita una cola de seres que esperaban el turno que les debía tocar, aquellos seres a los que me tenía que enfrentar. El siguiente se llamó soledad y este fue como un infierno que me costó superar. Cuando me miró por un momento me llego a axfisiar pero pronto comprendí que debía abrazar esa soledad y saber que la tenía amar. Así es como la logre superar, así es como ese ser se convirtió en el humo que se debía difuminar.

Allí por la noche más larga que creo recordar uno a uno pasaron ante este hombre que no se dio cuenta del daño que le pudieron ocasionar. Le siguió la ira, el control y el valor que perdí tiempo atrás.

Las peores partes de mi fueron los celos, la venganza y el rencor. Ellos tuvieron una parte especial en aquella noche que aprendí lo que nunca debia dejar escapar. Dejar que incluso eso malo entre de nuevo en mi y aprender de lo que pasó para no volverlo a repetir todo como en un ciclo vicioso una vez más.

Así por toda la noche hasta que solo quedó sobre la mesita una dama que no podía esperar, a ella no creí perderla. Creí que la protegía en mi interior, resultó que fue la mas dañada de los seres que salieron de mi interior y llevaba tiempo sin quererlo mirar.

Este amar, ese ser era la parte más profunda de mi corazón. Allí donde residía para hacerme vivir una de las experiencias más vitales de los humanos que habitamos este mundo particular. Allí plantada frente a mi no lo pude evitar.

Comencé a llorar al darme cuenta de que perdí incluso esa capacidad de amar, allí caí de rodillas una vez más.
Ella era la que siempre quise evitar. Al mirarla comprendí cual era esa forma que tenia de amar y todos los seres que pasaron antes que ella quedaron en meras anécdotas a contar. Aquellos que pasaron tiempo atrás ni me llegaban a importar porque creí que esta parte de mi era la que podía conservar.

Pero la batalla por hacer desaparecer a ese ser diminuto fue algo mas que demencial, como el amor que no entiende de fronteras ni control. La batalla que más me costo ganar, solo quería devolver la ilusión a ese ser y que quisiera volver a mi por un momento antes de tener que despertar.

Solo en el amor pude ganar, solo buscando aquello que no deja de existir por mucho que lo golpeen. Porque esa parte de mi no se podía escapar.

Allí me dejé lo poco de piel que me quedo cuando me la arraqué para poder aferrarme a la realidad. Lo conseguí, logré devolver esa parte a mi. También incluí las partes que no me gustaban porque ellas también son parte de mi.

Pasamos la vida intentando huir de las partes que no nos gustan de nosotros y en realidad esas partes son tan importantes como las demás. Incluso puede que lo sean más porque suelen ser de defensa personal.

Allí antes de despertar creo que me pude completar con aquellos diminutos seres que en la oscuridad no me dejaban de atacar. Allí renací, mejor o peor pero volví a atraer esas partes de mi que calleron al suelo y se convirtieron en aquellos seres que en las noche no me dejaban descansar.

Y ahora me doy cuenta de que me partí, ahora puedo ver lo que me pasó cuando me di cuenta de que la vida no es siempre lo que uno espera. Me pegué con el celo que tenia en mi mano. No necesité de pegamentos especiales, solo necesitaba querer volver a la verdad.

Y desperté, a la mañana siguiente y no sabia decir si aquello fue una pesadilla más o parte de la realidad. Pero si puedo contarte que mis sueño no suelo recordar y este le tenia tan presente que me llegaba a asustar. Que recordaba cada detalle y cada ser pasó por mi mente como en una lista que no se debe olvidar.
Puede parecerte un sueño o que estoy un poco loco nada más. Pero la verdad es que desperté y podía respirar. Eso ya es mucho para aquel hombre que no dejaba de llorar. Aquella noche fue la última lágrima que pude soltar.

Ahora vuelvo a caminar y busco nuevas lágrimas que pueda contar, nuevas aventuras que pueda escribir en mi diario personal. Nuevas letras y filosofías que puedan hacerme crecer un poco más.

Aquella noche que recordaré como algo especial, aquellos miedos y partes de mi que nunca llegué a entender en la vida real, ahora entiendo lo que hay dentro de mi y puedo decirte que lo amo de verdad.
Volveré a correr, volveré a ser ese bicho raro que navega por este mundo singular. Porque jamás le quise frenar y mucho menos que se convirtiera en ese trapo al que todos pueden usar. Ahora ese valor que se fue ya esta más cerca de este corazón que solo puede sonreírte al pasar.

Ahora que se lo que puedo llegar a soportar, eso me enseñó que no tengo que tener miedo a una cicatriz más. Esta la superé y otras que me otorgaron tiempo atrás también las llegué a superar. Así que ¿Quién dijo miedo?, me gusta la vida y la quiero vivir con intensidad. Quiero volver a luchar en un mundo que para muchos es difícil de sobrellevar.

Soy positivo y nunca lo dejé de ser incluso cuando todo se desmoronaba a mi alrededor, cuando todo el mundo me decía que no lo podía lograr. Ahora es cuando se esa verdad que deseo abrazar.

Mi verdad, la que debo llevar por delante de mi para que todos la puedan observar. Solo disfrutar de cada paso a dar, los buenos y los tropiezos que me puedan quedar. De ellos aprenderé un poco más. Aprenderé a valorarme de verdad.

Esa noche, una noche peculiar de un loco que no deja de soñar.



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