viernes, 29 de enero de 2016

El viaje


Ahora hecho la vista atrás.

Ahora puedo valorar el viaje que empezó tiempo atrás.

No fue fruto de la casualidad.

Eso es la gran verdad.



Empezó en un abismo al que no deseaba mirar.

Llenó mi alma de las cosas que siempre quise escapar.

Empezó por el odio y una ira que no supe controlar.

Manchó mi alma por un instante que se llegó a eternizar.



El abismo me llegó a hablar.

Me decía que debía saltar.

Me resistí como ese guerrero que sabe batallar.

El abismo me regaló un rencor que no supe ver llegar.





Salté, no lo voy a negar.

Comenzó un vuelo sin alas para flotar.

En la caída empecé a analizar.

Suspendido en el aire me llegué a encontrar.



El golpe en el suelo no fue mortal.

Fue un despertar, a mi interior donde guardaba cosas bellas a amar.

Allí tirado encontré de nuevo esta fuerza vital.

Me levanté y comencé a caminar.



Encontré un coche que me debía esperar.

Con una pegatina que ponía “Volar es la libertad”.

Así que subí, abrí las ventanillas para dejar pasar el aire y me pudiera purificar.

Salí a la vida y esta me regalo algo especial.



Por aquellas carreteras encontré la paz.

Entró en mi al admirar los bellos paisajes en este viaje espiritual.

Seguí el camino que mi corazón me llegó a dictar.

Solo para aprender de mi un poco más.



Encontré gente diferente al viajar.

Ellos me aportaron mucho en realidad.

Visiones diferentes que nunca llegué a observar.

Porque me encerré tiempo atrás.



Abrí mi alma para dejar que todos la pudieran observar.

Como esa necesidad de abrirme al mundo y regalar lo que aprendí tiempo atrás.

Decidí ser como era antes de que el abismo me llegara a capturar.

Y avancé en ese tiempo de manera exponencial.



Paré en esa gasolinera que vi al pasar.

Llene el surtidor y no me di cuenta de que era gasolina especial.

Amor, eso ponía en ese surtidor en el que repostar.

Llene el deposito, pague el precio al duende que no dejaba de trabajar.



Allí había muchos surtidores en realidad.

¿Porque pare en el del amar?

Había uno para la felicidad, otro para la amistad.

Esta vez fue fruto de la casualidad.



Seguí el camino de manera especial.

Sintiendo cosas diferentes a las que llegué a imaginar.

Pase por un río que bajaba bravo y me decidí bañar.

Allí en comunión con lo único que me deja respirar.



Pero no conté con la corriente que me llegó a arrastrar.

No lo puedo evitar, ¿Es eso normal?.

Así que decidí dejarme arrastrar.

Allí me llené de nuevo de esa fuerza que nunca me debió abandonar.



Al llegar al final me bañe en una cascada llena de magia.

Me llené de las alegría que aportaban los demás.

Vi la vida como algo que se debe experimentar.

Allí encontré el deseo que no me dejaba de atacar.



En la noche y en cada despertar.

El amor del que me llené me llegó a superar.

Aprendí a amar la vida y sus caminos extraños que no dejar escapar.

Desde allí me llene de la esperanza que perdí tiempo atrás.



Instalé mi casa en ese lugar, no lo deseo abandonar.

Nací para amar y admirar a los demás.

Aprender un poco más, desde la distancia o cerca en verdad.

Completé este ser que no se puede volver a cerrar.



El viaje empezó mucho tiempo atrás.

El viaje me enseño mucho más.

El viaje me completó un poco más.

El viaje que comencé tiempo atrás y nunca terminará.


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