viernes, 8 de enero de 2016

Carta de un maldito

 

¿Cómo empezar?, ¿Cómo contar esto que no me deja de atosigar?.


Empezó como algo vulgar, incluso llegué a pensar que era una de esas locuras que a los seres humanos nos suelen dar. Como un susurro las voces entraron en mi cabeza y ya no dejaron de resonar.

Fue en plena adolescencia y no supe que era aquello que me estaba pasando, las voces cada vez eran más claras en mi cabeza y las podía entender. Ciertamente pensé que la esquizofrenia me había poseído y ya no la podría alejar.

Pasé por varios psiquiatras y médicos de toda índole en busca de una respuesta que ellos no me podían dar, simplemente me anestesiaban para que pudiera volver a una vida que desde ese momento ya no era normal.

Pero con el tiempo las voces eran tan claras que no las podía evitar ni con las pastillas que me tomaba en las noches que eran el único momento en que las voces se llegaba a callar. Allí en la oscuridad no había ningún sonido que me llegara a molestar.

¿Cómo me di cuenta de lo que me estaba pasando?, es a la vez sencillo y muy complejo.  Con los años me di cuenta de que las voces solo aparecían cuando a mi alrededor había gente, solo en ese momento las voces volvían y no me dejaban en paz.

Entonces un día, sin querer, cuando tenia a mi madre cerca le pregunte algo. No recuerdo que pregunta fue pero su respuesta fue exactamente igual que la voz que en ese momento sonaba la más alta en mi cabeza. Allí y después de varias pruebas comprendí que aquellas voces eran los pensamientos de los demás.


Ahora os diréis “Pues que suerte saber lo que piensan los demás”. Este es un error común, mas de lo que creéis pero en realidad esto es una maldición y no se quien me la llegó a echar.

Fui un niño particular que solo buscaba algo que amar y todas las mujeres que pasaron por mi vida salieron de ella de una manera rápida y mortal. Saber lo que piensan de ti en todo momento puede resultar algo asfixiante a la vez que doloroso. ¿Amigos?, no los puedo conservar porque de lo que dicen a lo que piensan en realidad hay mucha distancia y es la que yo me tengo que tomar.

Saber lo que piensa la gente de tu alrededor de verdad es una maldición y como tal me considero maldito en esta vida que me toco llevar.

Ahora me aleje de todos y vivo en un bosque oculto a ojos de los demás, en una soledad en la que moriré porque soy incapaz de soportar los pensamientos de los demás. Pensareis que podría hacer algo con este don que me llegaron a otorgar.

Os contaré que lo llegue a intentar pero salir a la ciudad entre la multitud es un suplicio más. Saber cuando el suicida lo va a hacer y no poderlo salvar, saber que un violador camina detrás de una presa más, saber que un ladrón acaba de robar, saber que un policía es el más corrupto de la ciudad, saber tantas cosas de los demás y no poder hacer tanto en un mismo instante te llega a doblegar.

Así que decido morir en esta soledad, desde mi ordenador busco alguien que tengo la misma maldición que alguien me llegó a dar. Los resultados son negativos en todos los intentos. Así que ahora y hoy decidí que mejor estar en soledad.

De verdad que la maldición pudo conmigo, enserio que intente dejarla atrás, olvidarme y poder volver a caminar pero en esta falta de amor real no puedo vivir mucho tiempo sin llegarme a marchitar.

No lloréis por mi porque se lo que puedo lograr y no puedo intentar. Porque me toca vivir esta maldición y no la quiero ya evitar. No quiero dejaros más que un llamamiento por si conocéis alguien que lo lograra controlar.

Desde aquí, desde este bosque donde no me podrán encontrar escribo mis letras en un intento por poderme salvar, el último cartucho que puedo soltar.

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