jueves, 10 de diciembre de 2015

Secreto

Allí en aquel lugar que era un sitio especial, su ubicación era guardada como un secreto que no se podía contar. 



Aquellos que lo sabían habían creado un código singular, unas normas para los que conseguían llegar.

Aleccionaban a los nuevos del lugar, llegar allí era tan difícil que si lo lograbas no querías compartir aquel sitio donde te podías recrear.

Aquel lugar donde los sueños se hacían realidad, donde ese lago tenia el agua que cuando la podías tomar te daba la eterna juventud y una fuerza vital.

Un paraíso terrenal, un mágico lugar que en secreto se debía de guardar para que nadie lo pudiera encontrar. 



Perdido entre dos altas montañas se extendía como una llanura verde y llena de las flores que nadie podía cortar.

Allí el amor era real, solo pisabas ese terreno y la paz llegaba a ser especial. Los arboles por momentos parecían silbar canciones al azar.

Los animales que viven en ese lugar retozan en sus verdes praderas sin llegarse a preocupar, filosofan sobre la vida que les a tocado llevar.

Aquí hay poco humanos la verdad, pocos y los que hay solo tiene cosas bellas que aportar. Porque esa paz les da las cosas que antes no podían generar.

Hay magia surcando los vientos que azotan este bello lugar, la magia que entra en ti y la puedes notar.

Cuando sales para regresar a la vida rutinaria parte de ella te puedes llevar.

Yo me llevo una parte grande cuando vuelvo a la realidad, me llevo las arte mágicas para poder caminar un día más y volver a encontrar el lugar secreto en el que me quiero quedar.

Así comenzó esta historia o cuento, llámalo como quieras, solo me importa que creas que hay un lugar así en este mundo que a veces te puede dañar.

Voy a contaros de como llegué y de como perdí aquel sitio especial, tú no lo sabes pero allí me encontré a mi y me volvía perder.

Llegué allí escalando la montaña más alta que pude nunca escalar, en aquel pico que era inhóspito y frio lo pude observar y su brillo allí abajo era singular.

Algo me atrajo a aquel lugar, tanto que cambié la ruta de bajada para poder verlo de cerca antes de acabar ese día especial.

Llegar a encumbrar esas montañas me hacían sentir especial, pequeño en un mundo tan grande que me llegaba a ahogar.

Pero aún me quedaba por descubrir sensaciones que jamás llegue a imaginar.

Llegué abajo y resulto que al pisar aquella manta verde me sentí de verdad especial, sentí esa magia de la que hable en algún párrafo atrás.

Fue como esa brisa que te penetra y te traspasa para seguir un camino incierto y que deja dentro de ti ese frio peculiar.

Allí en aquel lugar escuche las pocas reglas que te voy a poder relatar, son pocas pero la verdad es que cuando te las dicen no las puedes olvidar.


  1. Nunca se trae a nadie a este lugar.
  2. Aquí nunca se puede gritar.
  3. No se habla a nadie de este lugar.
  4. La magia que te puedas llevar no se muestra fuera de este lugar.


Y así fue como lo perdí, así fue como me expulsaron de aquel lugar que nunca más puede encontrar.

Lo deseé compartir y resultó que la magia me abandonó, resultó que la paz se fue de mi interior.

Me costó asumir que ese lugar secreto lo era solo para unos pocos elegidos por arte del azar o la casualidad.

Abrí la boca para llevar allí a alguien especial y al final los dos nos quedamos fuera de esa paz que nos podía salvar.

El secreto que no supe guardar, el secreto que era inconfesable y yo no lo puede esconder un tiempo más.

Seguiré vagando por este lugar en busca de otro sitio especial, la verdad es que no se si tendré que crearlo en algún lugar de este inhóspito lugar.

El secreto que no guarde con celo y me dejo un vacío que no puedo controlar.

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