martes, 8 de diciembre de 2015

Carta de una superviviente

Ahora ya no hay mucho que observar, el mundo que dejamos atrás es un caos y nadie lo pudo frenar. Hace tiempo los excesos de la humanidad acabó con esa belleza natural.


Solo hay dos lugares que puedes visitar, las arenas del desierto o las estepas más frías que puedes imaginar. El humano tiende a una desaparición que era de esperar.

Yo sobrevivo en este lugar, hay muchas cosas que tuve que hacer para seguir agarrándome a una vida que no merece la pena conservar.

Yo sobrevivo en este inhóspito lugar, realicé muchas cosas para seguir agarrada a la vida y respirar un día más. ¿Con que finalidad?, no me lo dejo de preguntar.

Aquí no te puedes apegar a la gente que llegas a encontrar, ellos buscan tu mal. Si tienen la opción contigo acabaran.

Hay pocas cosas que valen ya, el agua y la comida es el nuevo oro de este lugar. SI debes matar para tener algo material te aseguro que lo harás o morirás.



¿Y dios?, ¿Donde está?. No ves que aquí no hay cabida para sueños, solo vale lo que puedas dar para sobrevivir un día más. Lo valores dejaron de importar.

Camino buscando el centro de las dos únicas estaciones que quedan aquí de donde no se puede escapar.

Un verano infernal y un invierno que hace que se te hielen los sentimientos que pudieron quedar.

Aquí no hay hogar, solo el caminar errante y sin nada a lo que te puedas agarrar.

Lo poco que atesoro lo defiendo con aquellas armas que pude encontrar, me volví una experta en el arte de matar. No fue por casualidad solo fue necesidad. Sobrevivir es difícil en este lugar donde nos abandonó el bien y nos apresó el mal.

Ahora en soledad no hay nadie en quien se pueda confiar, camino por las ruinas de lo que antes fue una civilización en alza y que en su prepotencia acabó con un lugar maravilloso que podía hacernos soñar.

Fue una pena pero no algo que no se viera venir. Aquel maestro que encontré en el camino es el que me enseño el arte de la espada y como sesgar una vida sin que la mía casi llegue a peligrar.

¿Sentimientos?, eso ya quedó mucho tiempo atrás, no hay espacio para amar. Solo hay muerte por donde debo caminar para sobrevivir un día más.

Aquellas ruinas que me recuerdan un tiempo mejor y en las que ahora me puedo cobijar, no es la primera vez que a los fantasmas debo espantar. Aquellas pesadillas de deseos que en un tiempo fueron algo vital.
Ahora en las noches no derramo una lágrima más.

Hago valer mi aspecto de dama en apuros para poder robar y quitar la vida a un humano más. Si me encuentras es mejor que te alejes rápido de mi camino porque ya no se que es la piedad.

En los primeros pasos en este mundo infernal me arrebataron a aquel ser que me hacia una persona vulgar. Aquel crio que de mis entrañas salió para darme la felicidad.

En ese momento fue cuando algo se apagó en mi. Ya solo queda dormir, despertar, andar y matar. El sentimiento se apagó con un golpe mortal.

No, no te preocupes porque soy un demonio más en este asqueroso lugar, soy la justiciera vengadora y a veces me convierto en alguien que los demás querrán matar.

Soy consciente de que habrá muchos por este camino que de mi se quieran vengar pero que sea cuando la mía me pueda cobrar.

Ahora tengo un objetivo y eso me hace al menos tener ganas de caminar, voy en busca de aquel que me arrebató al ser más preciado que nadie puede amar, mi niño que en su inocencia murió tiempo atrás.

Recuerdo cada arruga de esa cara porque se que al final encontraré algo de paz cuando su cuello pueda cortar.

Sangre por sangre y vísceras que el suelo puedan tocar, en cada pesadilla aquel hombre se vuelve a hacer real y juré que su pecho dejaría de respirar bajo el filo de mi espada cuando le pueda encontrar.

Soy una superviviente, eso es lo que me define pero también una ladrona y una vengadora justa que jamás dejará de cobrar venganza mientras nadie me pueda apresar.

Ahora estoy en lo alto de este lugar, ahora ya se donde aquel hombre levantó su guarida y no dejo de vigilar.
Me preparo para la batalla final, no necesito que me deseéis suerte porque la suerte es para el débil y en mi cuerpo hay mucho arte para matar.

Esta carta la dejó aquí, en este último lugar donde pase una de esas noches que deseo olvidar para que alguien sepa que viví en este lugar. Que existí en un tiempo que es difícil vivir y mucho más disfrutar.

Esta soy yo me pegaron, me violaron, me dañaron y resulto que el ser que salió de los infiernos cobró parte del daño que le llegaron a ocasionar.

Un demonio más en un mundo que es el infierno terrenal.

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