martes, 10 de noviembre de 2015

El barranco de la dama que creyó que podía volar



Nadie sabe el por qué pero acabó atrapado, en un instante del que no supo escapar.

No logró avanzar y en las noches pasea su tormento para que todos en aquel hotel presencien su dolor y malestar.

Los viejos del lugar cuentan historias que en el tiempo se convirtieron en leyendas de esa que te quieren aterrorizar. Historias que a los niños se les cuenta antes de dormir para asustar.

Los jóvenes no le dan peso a aquella historia que no logran llegar a creer y que en el fondo le dan un peso real, a veces también lo pueden escuchar vagar.

Cuentan de como aquel hombre llegó cuando los caballos aún arrastraban carromatos que eran el transporte de una época que ya quedó muy atrás.

Nadie en aquel pueblo puede poner una fecha exacta a los hechos que les voy a relatar, pero fue hace tiempo ya.

Aquel pueblo remoto a los pies de esa montaña singular en su forma y altura que se yergue para mostrar su señorío. Aquel pueblo se fundó y nunca dejo de avanzar.

Ese hotel pequeño con menos de diez habitaciones que se creó para dar cobijo a los viajeros que pasaban de largo por aquel pueblo peculiar.



A día de hoy nadie sabe que trajo a aquel extraño a un sitio tan remoto y en el cuál la gente estaba siempre de paso. Él se decidió quedar, echar raices en un lugar que nadie en un mapa era capaz de marcar.

¿Fue la casualidad o las cosas del azar?, la verdad es que las versiones son tantas que llegan a despistar.

Unos dicen que venía huyendo de una vida infernal, otros que vendía brebajes que te podían sanar y los más atrevidos que era el estafador que vive de los demás.

Pero si hay cosas en las que todos coinciden y son las que creo que nos pueden orientar.

Era el primer negro que veían por esos lugares y algunos dicen que llegó con un artilugio infernal.

¿Esto puede ser real?, llegados a este punto la verdad queda un poco fuera de lo que es la realidad.

Cuentan de como aquel hombre intentó formar una vida nueva en ese lugar, aquel pueblo y el entorno enamoró a ese hombre y decidió ser feliz en aquel pueblo que te podía encandilar.

Después de poco tiempo acabó consiguiendo trabajo en la hacienda de los Gómez que eran los más ricos de aquella época y aquel lugar.

El trabajo era duro no nos vamos a engañar pero aquel hombre la tierra sabía trabajar.

En sus manos los callos mostraban que en el sudor se pudieron formar y el trabajo duro que algún momento pudo realizar.

En las noches se pasaba horas en la única taberna que había en el centro de la población, entre alcohol y buena compañía tocaba ese instrumento infernal.

La verdad es que el sonido era extraño, nunca antes jamás se había oído nada igual. Yo por mi parte quiero pensar que sería una guitarra o similar.

Era un tipo que para la época era peculiar, diferente en su aspecto y más en sus maneras de extranjero. Educado y extraño a la par.

Deleitando a los foráneos del lugar consiguió labrarse un nombre e incluso con el tiempo le llegaron a estimar.

Noches que entre las copas que se podía llegar a tomar relataba las historias de aquel país que por fuerza se vio obligado a abandonar.

Huir de la esclavitud en la que nació y de la que huyo para poder ser alguien normal.

La historia entonces se torna en tragedia, como aquellos cantares griegos que siempre tienen un mal final.

Aquella era una chica singular, se sintió atrapada por aquel hombre y entre sus ritmos y letras nació un amor tan fuerte que no se podía evitar.

Nació entre los dos pero era de esos amores prohibidos, aquellos que gustan más. Amores que nacen para sufrir y que sabes que tienen un mal acabar.

Ella era una mujer alocada, de esas que roba corazones allá donde va, aquel hombre aún sabiendo que su marido era su patrón no lo pudo esquivar.

Lucho un tiempo contra aquello esa forma de amor que logra pintar la vida con colores que antes no puedes ni notar.

Aquel hombre llamado Juan era el más poderoso de varios pueblos a la redonda y tenía la fama de que a muchos antes ya llegó a ahuyentar. Unos por poder y otros porque le querían robar.

Este hombre causaba el miedo allí donde decidía entrar y había muchas historias que ensalzaban de una manera especial su violencia visceral.

Pero a veces hay amores que no puedes evitar, son tan fuertes que duelen si no estás junto a ese que decidiste amar. Si tuviste uno lo podrás entender y perdonar.

Aquel amor se fomentó en la oscuridad, era necesaria. Buscando pequeños momentos de intimidad en los bosques que les debían escudar.

Pasiones escondidas que no se podían evitar, salvajes momento compartidos de los que no podían escapar. Sueños de partir de aquel lugar juntos y jamás regresar.

Había algo que a aquella mujer no la dejaba partir con un rumbo desconocido de la mano del hombre al que amaba en realidad.

Eran dos hijos que debía dejar atrás, esa carga era pesada y no se podía arrastrar.

Los meses pasaron y ese amor se fortaleció tanto que la locura le poseyó. Esos amante no podían compartir momentos normales que no fueran ocultos a ojos de los demás.

En el tiempo el dolor empezó a sustituir la felicidad de cuando se encontraron y se decidieron amar.

El peligro de que nadie se enterara de aquello al principio era parte del juego que les gustaba jugar pero con el tiempo resultó que fue un tormento más.

La casualidad, !Cómo no¡, quiso que todo se volviera mas trágico y doloroso en el final.

Aquella noche en la que Juan notó la ausencia y salió a buscar a su mujer paseando por los bosques que conocía palmo a palmo, allí es donde les pudo encontrar.

En un baile salvaje de pasión infernal. Ella no podía dejar de gritar los momentos de pasión que aquel hombre le podía regalar.

Jamás había oído nada igual y la cólera e ira entraron en Juan.

En ese momento decidió no actuar pero ya tenia un plan y por supuesto en el ataque de celos e ira se dejó llevar.

Al llegar su mujer al hogar no pudo más que golpearla y dejarla casi muerta en el suelo del salón mientras sus hijos lo podían observar.

Cogió su caballo y en el hotel se plantó frente a aquel hombre que había traicionado su confianza por la pasión de esa loca que a él también le robo parte del alma cuando se decidió a traicionar su lealtad.

Con el arma cargada y apuntando a esa cabeza que no dejaba de pensar en el final de aquella que amaba.
Si ese era su final pues esperaba poderla encontrar en el más allá y poder juntos empezar un nuevo caminar.

Pero Juan no lo quería matar, su misión era que abandonara aquel lugar. Amaba de verdad a aquella mujer que le llegó a traicionar y lo que no deseaba era perder lo poco de ella que pudiera quedar.

Un acto de violencia visceral, un terrible acto que en su mente quedó grabado y jamás podría olvidar.

Aquel hombre salió del pueblo y a unas cuantas leguas se instaló, por un tiempo. No dejaba de pensar en su loca, aquella mujer que le robó la razón y era su perdición.

¿Que fue de su amor?, ¿Estaba viva o ya murió?.

Tardo unas semanas en atreverse a volver a aquel hotel, cuando entro todos los que le estimaban le advirtieron del peligro que suponía para él estar de nuevo en aquel lugar.

Su amor era tan fuerte que no lo podía evitar y en la mañana se acercó a la hacienda de los Gómez mientras sabía que Juan no estaba en el hogar.

Al abrir la puerta la sorpresa le superó, aquella bella mujer estaba marcada de por vida en su rostro angelical, una cicatriz que cruzaba desde su ojo derecho hasta los labios en los que se perdió cuando los decidió besar.

Ella solo podía llorar y taparse aquella marca de su infidelidad, él solo podía tocar su cara y decirla lo mucho que la amaba, que debía partir con él de aquel lugar infernal.

El miedo luchando contra el amor que no dejaba de latir en ella, el miedo es un enemigo mortal y el recuerdo de sus dos hijos que debía dejar atrás no la dejaron huír tan rápido que nadie la pudiera atrapar.

Pasó en dos días nada más, ¿Como se pasa del amor a la locura cuando no lo puedes soportar?.

Nadie sabe como fue pero esa mujer en su soledad perdió el poco juicio que le podía quedar.

Las noticias llegaron a aquel hotel tan rápido como solo una noticia trágica puede viajar.

Aquella mujer en la noche decidió que no podía más. Un cuchillo y la carnicería estaba servida.

Primero degolló a Juan, aquel hombre que la apresó en un lugar que no deseaba estar. Podría ser una venganza personal pero nada más lejos de la verdad.

Aquello fue enajenación por un amor que no se podía materializar.

La cama empapada en la sangre de Juan y la locura fue a más. Una vez te dejas llevar no se puede frenar.

Decidió que no podía dejar a nadie atrás. Fue en el momento que decidió que no podía más.

Aquellos dulces niños que dormían en completa paz y que jamás llegaron a despertar. Dicen que fueron unas puñaladas certeras y que nunca se llegaron a enterar.

Sangre por sangre, dolor por dolor. Allí donde el amor hace que el poco juicio que puedas tener se evapora y dejas de pensar.

Las muertes no podían acabar, cuando el juicio volvió a aquella loca que lo fue en el amar no lo puedo soportar.

Con paso firme aquella amante enloquecida se dirigió hacia su final. Olvidó sus alas antes de saltar.

Puede que creyera que su amor la haría volar pero la verdad es que en el fondo de aquel barranco acabó estrellada y su muerte hoy a dado nombre a ese lugar.

El barranco de la dama que creyó que podía volar.

Allí mismo dejó de respirar y las noticias llegaron tan rápido a oídos de aquel hombre extranjero y tan duras que no lo pudo soportar.

Dicen que en la mañana se le encontró colgado en la habitación de aquel hotel que había sido su hogar.

Solo una nota manuscrita en la mesita y un cadáver más.

En aquella nota solo una frase, un sentimiento que quedó para la posteridad.

“Sin amor que nos debe quedar”.

Allí rígido le encontraron y así le tuvieron que enterrar.

El cuerpo de su amada jamás lograron encontrar, dicen que el bravo río dio cuenta de aquella loca que acabo por asesinar.

Hoy cuentan los viejos del lugar que a ese hombre en las noches le puedes ver vagar por las estancias de aquel hotel en el que vió su final.

Si prestas atención puedes oír el nombre de su amada susurrar.

También cuentan que en la noche si decides ir al barranco de la dama que creyó que podía volar puedes oír a esa mujer sollozar.

Por la eternidad debe vivir en la pena de no tener a su amor y el acto de salvajismo que decidió perpetrar.

Dos almas que no se pueden encontrar, una quedó anclada a un edificio en el que paso gran parte de su tiempo mientras formó una vida en aquel pueblo singular.

Otra en un momento, un salto al vacío en el que dejar el dolor atrás.

Resulto que el dolor se convirtió en una eternidad. Vagando sin rumbo y sin que se puedan encontrar.

Ardiendo en el infierno que se pudo ganar.

Sin su amado y sin aquellos niños que no logró amar lo suficiente como para luchar.

Doy fe de que vi cosas extrañas en este lugar, paseé por el acantilado en la noche y no se si es el viento pero parece una mujer que no deja de llorar.

Me alojé en el hotel que es una reliquia de tiempo atrás, no vi fantasma pero si note como alguien me podía observar.

Esa sensación que no puedes esquivar de que alguien te mira y sabes que está detrás.

¿Puede un amor tan fuerte atarte a este mundo?, ¿Puede un alma vagar por la eternidad en busca del alma de esa persona especial?. ¿Puede que si creas el mal jamás lo pueda abandonar?.

Nadie puede responder a estas preguntas, siempre oirás historias de fantasmas que nadie puede corroborar.
Esta es una de esa historias que podrás contar ahora que sabes lo que parece algo real.

¿Podemos quedar atrapados sin poder avanzar?.

Tú decides que quieres creer y a que le das el peso de la divinidad.

Yo solo creo que amar con esa locura es parte de que quedes atrapado en un tiempo infinito y que jamás lo puedas dejar atrás.

Sufrir en la eternidad.

¿Te lo ganas o es algo peculiar?.



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