Tiempo atrás...mucho tiempo atrás el sabio mar llevó a aquella playa alejada
de todo y de todo el mundo aquella piedra que después de mucho viajar desde la
rivera de un rió acabo en manos de la marea, tardo años en llegar a aquel lugar
paradisiaco.
Aquella piedra en medio de la tormenta fue aposentada a unos metros de la
orilla, la piedra tardo en ser consciente de su nuevo lugar. Aún no lo sabia
pero los años pasarían en aquel lugar mientras todo su mundo permanecía
inalterable.
Por años cada marea la golpeaba durante las horas en las que subía el mar,
cuando quedaba al descubierto alguna gaviota se posaba sobre ella. Si miraba a
su alrededor podía ver a lo lejos lo que parecían otras piedras pero eran muy
diferentes a ella. Aquellas tenían bordes dentados y puntiagudos mientras que
ella era rechoncha y redondeada.
Durante los primeros años en ese lugar lo único que podía hacer era observar
aquel lugar, era tan extraño y diferente al lugar en el que nació, la melancolía
la podía por momentos y recordaba aquellos momentos pasados.
Recordaba cuando fue consciente de si misma, no era muy diferente a aquellas
piedras que ahora podía observar desde su nuevo lugar, allí posada en aquella
colina muy cerca del borde. Conectada a la que era su madre, aquella piedra que
formaba la colina, dura y que llevaba en aquel lugar por siglos, inalterable y
sin cambiar lo mas mínimo durante muchos años. Era feliz, allí, en aquel momento
no lo sabia pero era feliz.
La tormenta llego como de costumbre pero esta vez su fuerza era desmesurada,
recordaba como temblaba bajo los golpes de los rayos en la tierra, por primera
vez sintió lo que era el movimiento. Jamás había sentido aquello, ¿que extraño
es todo?, ese movimiento la llamó poderosamente la atención.
Solo fue un golpe, cercano y poderoso. Retumbo toda la colina y entonces fue
cuando se separo de la piedra madre, recordaba la impotencia de rodar colina
abajo sin poder hacer nada para evitarlo y al final la humedad de aquel sendero
de agua sobre el que se posó.
Río lo llamaban y la corriente la cubría en parte solo dejando una pequeña
porción de su fisionomía al descubierto, el golpear del agua era fuerte y a
veces excesivo incluso no dejándola pensar.
Aquel sería su nuevo hogar por años, posada mirando en la lejanía su
viejo hogar que hacia que lo echara más de menos, los primeros días fueron de
incertidumbre e intriga. Los siguientes años fueron de nostalgia.
Allí donde
reposaba era un sitio húmedo y frío sobretodo por la noche, la soledad era
absoluta. Aunque a su alrededor había otras piedras ella sabia que la
comunicación entre su especie no era posible.
El golpear del agua y el paso del tiempo fueron cambiando su pequeño
cuerpecito y aquellas aristas se redondeaban con cada golpe y cada roce. Sabia que el tiempo y el agua acabarian por hacerla desaparecer.
Aquella piedra pensaba y lo peor es que durante aquellos años comenzó a
filosofar como solo en la soledad podemos hacer.
Primero se comienza a preguntar ¿estoy sola?. La repuesta llego al darse
cuenta de que a su alrededor había grandes cosas, de pronto animales se
acercaban a su alrededor para beber agua del río. ¿Porque necesitan beber?,
¿porque ellos podían moverse?, ¿por que el cielo es verde y oscuro?.
Todas esas preguntas jamás podría contestárselas, nadie podría enseñarla que
fuera de aquel frondoso bosque había un cielo, que el mundo era tan inmenso que
jamás podría llegar a imaginarlo.
Después de mucho tiempo empezó a soñar, aquellos sueños la alejaban de aquel
frío y aquella humedad. Primero soñaba que volaba e imaginaba mundos llenos de
piedras con las que volaba por un cielo verde de hojas enormes y se podía
comunicar con ellas. Los sueños de sus diálogos se prolongaron por años pero
siempre debía de volver a la realidad en algún momento.
Ese sentimiento de soledad, deseaba conocer que había fuera de aquel agua
turbulenta que la golpeaba día a día, soñaba con mundos que jamás había visto.
volvía a la realidad de golpe y de nuevo el frío y la humedad.
¿Esa era toda la vida que podía esperar? añorar aquel primer hogar en el que
creció y se formo como piedra.
Pero un día todo volvió a cambiar, aquel día el agua comenzó a crecer mas de
lo acostumbrado, aquel día la corriente se volvió salvaje y de pronto volvió a
sentir lo que años atrás había sentido. Movimiento de nuevo, primero se deslizo
durante unos segundo chocando con aquellas piedras que estaban debajo de ella
por años. Después la cosa se salido de madre y acabó en manos de la corriente.
¿Porque no tenia manos para agarrarse?, deseaba quedarse debido a ese miedo a lo desconocido, pero la corriente
jugaba con ella.
El viaje cuesta abajo estuvo lleno de golpes, los rápidos fueron lo peor.
Girando y girando por las turbulentas aguas de aquel río, golpeándose por el
fondo y todo lo que veía era claridad en lo alto y oscuridad en lo profundo.
El viaje que la dejó en aquella playa duro mucho tiempo, en ese tiempo se
poso y vivió en el fondo del mar. Sobre la arena que no era más que los restos
de cadáveres de su especie.
Aquel tiempo fue oscuro, allí no llegaba la luz y
por días solo podía llorar la perdida de aquellos seres que como ella algún día
fueron piedras. Se preguntó si acabaría así.
Los peces pasaban cerca de ella, ¿que seres son aquellos tan extraños?, ellos
parecían felices en aquel fondo marino oscuro. ¿Porque yo no puedo ser feliz aquí?,
ausencia de ruidos…tampoco hay luz y el sueño puedo con ella. aletargada pasó
mucho tiempo en aquel lugar. Había perdido completamente las ganas de
preguntarse cosas, durmió.
Tardo muchos años pero la tormenta de nuevo llegó y aquel viaje que se inicio a kilometro de
distancia acabo en aquella playa en la que no había nada más que arena. Si se
esforzaba podía ver lo que había más allá.
Lo primero que la impresiono es el azul del cielo, ¿no era verde?. Aquellas
cosas blancas y esponjosas que surcaban ese azul inmenso. Entonces se dio cuenta
de que esos sueños que tenia estaban muy distantes de lo que había fuera de
su antiguo hogar.
De pronto se sintió aliviada porque uno de sus sueños se pudo cumplir y había
visto gran parte de lo que tenia que imaginar.
Los años pasaban y la monotonía era evidente y pesaba sobre sus cantos
rodados. Cada día el agua la volvía a cubrir a diferentes horas y tiempo después
volvía a quedar al descubierto, usaba ese tiempo para ser consciente de lo que
la rodeaba.
No tardo muchos años en volver a soñar, ¿aquello era todo?, ¿cuanto le
quedaba de tiempo para existir?. Los años y la experiencia ya pesaban sobre
ella.
Aburrida de nuevo, otra vez en la misma posición que hace años.
Esa terrible monotonía la ahogaba más que la marea que la cubría, aquella
desazón. Ya era un piedra vieja, se sentía pesada y dejo de soñar, dejo de
pensar y buscar explicaciones que jamás tendría a su alcance.
Ella no era consciente de que era especial, en aquel entorno diferente al que
nació ella era una piedra especial pero no podía llegar a verlo en aquella
soledad absoluta y fruto de su especialidad fue como al final, cuando ya creía
que era el fin de si misma volvió a cobrar vida.
Aquel hombre pasó por aquella playa de manera sorpresiva y se fijo en lo
especial de aquella piedra, lo especial de que una piedra de cantos rodados
estaba en medio de una playa. Ese no era el lugar acostumbrado y admiro la
belleza que aquella piedra no podía asimilar.
La guardo en su mochila y se la llevo a su lugar de trabajo, aquella piedra
no lo sabia pero acababa de ser posada en una mesa para ser usada de
pisapapeles. Aquel hombre la limpio y la adecento, entonces la piedra de nuevo
se sintió guapa y por primera vez especial, empezó a volver en si poco a poco,
cobro vida dentro de ella.
Los días más felices estaban llegando, en aquel lugar donde las palabras eran
lo importante aquella piedra aprendió sobre el mundo, aprendió que siempre se
puede ser especial. Por primera vez se sintió única y parte de un todo.
En aquella pantalla con la sala llena de personas podía oír los comentarios y
las lecciones de aquel hombre que la rescató de aquella desidia sobre los
cadáveres de antiguos compañeros.
Recibió las respuestas a aquellas preguntas que siempre se había realizado en
sus tiempos de soledad y escuchando las palabras de aquellos seres se sintió
acompañada.
Cuando la piedra ya se dejo llevar y decidió que aquel era el fin de sus días
de inquietud algo paso de nuevo, volvió a la vida y en su desesperación aprendió
como aquella piedra joven que acabo posada en aquella rivera del río.
Por primera vez en siglos no se sintió sola, supo que ella era parte de un
mundo mayor y vio desde su mesa sitios que jamás soñó. Aquellos años en los que
la piedra decidió que quería seguir aquí, aprender y saber.
Pero como en toda historia tiene que tener un final y se dio cuenta rápido de
que aquellos seres desaparecían, de una forma u otra. La muerte, ¿eso me llegará
algún día a mi?.
Algo dentro de ella la dijo que ya había muerto tiempo atrás, cuando se dejo
y dejo de soñar y realizarse aquellas preguntas. Eso es la muerte para esta
piedra.
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