jueves, 15 de octubre de 2015

Piedra


Tiempo atrás...mucho tiempo atrás el sabio mar llevó a aquella playa alejada de todo y de todo el mundo aquella piedra que después de mucho viajar desde la rivera de un rió acabo en manos de la marea, tardo años en llegar a aquel lugar paradisiaco.

Aquella piedra en medio de la tormenta fue aposentada a unos metros de la orilla, la piedra tardo en ser consciente de su nuevo lugar. Aún no lo sabia pero los años pasarían en aquel lugar mientras todo su mundo permanecía inalterable.

Por años cada marea la golpeaba durante las horas en las que subía el mar, cuando quedaba al descubierto alguna gaviota se posaba sobre ella. Si miraba a su alrededor podía ver a lo lejos lo que parecían otras piedras pero eran muy diferentes a ella. Aquellas tenían bordes dentados y puntiagudos mientras que ella era rechoncha y redondeada.


Durante los primeros años en ese lugar lo único que podía hacer era observar aquel lugar, era tan extraño y diferente al lugar en el que nació, la melancolía la podía por momentos y recordaba aquellos momentos pasados.

Recordaba cuando fue consciente de si misma, no era muy diferente a aquellas piedras que ahora podía observar desde su nuevo lugar, allí posada en aquella colina muy cerca del borde. Conectada a la que era su madre, aquella piedra que formaba la colina, dura y que llevaba en aquel lugar por siglos, inalterable y sin cambiar lo mas mínimo durante muchos años. Era feliz, allí, en aquel momento no lo sabia pero era feliz.

La tormenta llego como de costumbre pero esta vez su fuerza era desmesurada, recordaba como temblaba bajo los golpes de los rayos en la tierra, por primera vez sintió lo que era el movimiento. Jamás había sentido aquello, ¿que extraño es todo?, ese movimiento la llamó poderosamente la atención.

Solo fue un golpe, cercano y poderoso. Retumbo toda la colina y entonces fue cuando se separo de la piedra madre, recordaba la impotencia de rodar colina abajo sin poder hacer nada para evitarlo y al final la humedad de aquel sendero de agua sobre el que se posó.

Río lo llamaban y la corriente la cubría en parte solo dejando una pequeña porción de su fisionomía al descubierto, el golpear del agua era fuerte y a veces excesivo incluso no dejándola pensar.

Aquel sería su nuevo hogar por años, posada mirando en la lejanía su viejo hogar que hacia que lo echara más de menos, los primeros días fueron de incertidumbre e intriga. Los siguientes años fueron de nostalgia.

Allí donde reposaba era un sitio húmedo y frío sobretodo por la noche, la soledad era absoluta. Aunque a su alrededor había otras piedras ella sabia que la comunicación entre su especie no era posible.

El golpear del agua y el paso del tiempo fueron cambiando su pequeño cuerpecito y aquellas aristas se redondeaban con cada golpe y cada roce. Sabia que el tiempo y el agua acabarian por hacerla desaparecer.

Aquella piedra pensaba y lo peor es que durante aquellos años comenzó a filosofar como solo en la soledad podemos hacer.

Primero se comienza a preguntar ¿estoy sola?. La repuesta llego al darse cuenta de que a su alrededor había grandes cosas, de pronto animales se acercaban a su alrededor para beber agua del río. ¿Porque necesitan beber?, ¿porque ellos podían moverse?, ¿por que el cielo es verde y oscuro?.

Todas esas preguntas jamás podría contestárselas, nadie podría enseñarla que fuera de aquel frondoso bosque había un cielo, que el mundo era tan inmenso que jamás podría llegar a imaginarlo.

Después de mucho tiempo empezó a soñar, aquellos sueños la alejaban de aquel frío y aquella humedad. Primero soñaba que volaba e imaginaba mundos llenos de piedras con las que volaba por un cielo verde de hojas enormes y se podía comunicar con ellas. Los sueños de sus diálogos se prolongaron por años pero siempre debía de volver a la realidad en algún momento.

Ese sentimiento de soledad, deseaba conocer que había fuera de aquel agua turbulenta que la golpeaba día a día, soñaba con mundos que jamás había visto. volvía a la realidad de golpe y de nuevo el frío y la humedad.
¿Esa era toda la vida que podía esperar? añorar aquel primer hogar en el que creció y se formo como piedra.

Pero un día todo volvió a cambiar, aquel día el agua comenzó a crecer mas de lo acostumbrado, aquel día la corriente se volvió salvaje y de pronto volvió a sentir lo que años atrás había sentido. Movimiento de nuevo, primero se deslizo durante unos segundo chocando con aquellas piedras que estaban debajo de ella por años. Después la cosa se salido de madre y acabó en manos de la corriente.

¿Porque no tenia manos para agarrarse?, deseaba quedarse debido a ese miedo a lo desconocido, pero la corriente jugaba con ella.
El viaje cuesta abajo estuvo lleno de golpes, los rápidos fueron lo peor. Girando y girando por las turbulentas aguas de aquel río, golpeándose por el fondo y todo lo que veía era claridad en lo alto y oscuridad en lo profundo.

El viaje que la dejó en aquella playa duro mucho tiempo, en ese tiempo se poso y vivió en el fondo del mar. Sobre la arena que no era más que los restos de cadáveres de su especie. 

Aquel tiempo fue oscuro, allí no llegaba la luz y por días solo podía llorar la perdida de aquellos seres que como ella algún día fueron piedras. Se preguntó si acabaría así.

Los peces pasaban cerca de ella, ¿que seres son aquellos tan extraños?, ellos parecían felices en aquel fondo marino oscuro. ¿Porque yo no puedo ser feliz aquí?, ausencia de ruidos…tampoco hay luz y el sueño puedo con ella. aletargada pasó mucho tiempo en aquel lugar. Había perdido completamente las ganas de preguntarse cosas, durmió.

Tardo muchos años pero la tormenta de nuevo llegó y aquel viaje que se inicio a kilometro de distancia acabo en aquella playa en la que no había nada más que arena. Si se esforzaba podía ver lo que había más allá.

Lo primero que la impresiono es el azul del cielo, ¿no era verde?. Aquellas cosas blancas y esponjosas que surcaban ese azul inmenso. Entonces se dio cuenta de que esos sueños que tenia estaban muy distantes de lo que había fuera de su antiguo hogar.

De pronto se sintió aliviada porque uno de sus sueños se pudo cumplir y había visto gran parte de lo que tenia que imaginar.

Los años pasaban y la monotonía era evidente y pesaba sobre sus cantos rodados. Cada día el agua la volvía a cubrir a diferentes horas y tiempo después volvía a quedar al descubierto, usaba ese tiempo para ser consciente de lo que la rodeaba.

No tardo muchos años en volver a soñar, ¿aquello era todo?, ¿cuanto le quedaba de tiempo para existir?. Los años y la experiencia ya pesaban sobre ella.

Aburrida de nuevo, otra vez en la misma posición que hace años.

Esa terrible monotonía la ahogaba más que la marea que la cubría, aquella desazón. Ya era un piedra vieja, se sentía pesada y dejo de soñar, dejo de pensar y buscar explicaciones que jamás tendría a su alcance.

Ella no era consciente de que era especial, en aquel entorno diferente al que nació ella era una piedra especial pero no podía llegar a verlo en aquella soledad absoluta y fruto de su especialidad fue como al final, cuando ya creía que era el fin de si misma volvió a cobrar vida.

Aquel hombre pasó por aquella playa de manera sorpresiva y se fijo en lo especial de aquella piedra, lo especial de que una piedra de cantos rodados estaba en medio de una playa. Ese no era el lugar acostumbrado y admiro la belleza que aquella piedra no podía asimilar.

La guardo en su mochila y se la llevo a su lugar de trabajo, aquella piedra no lo sabia pero acababa de ser posada en una mesa para ser usada de pisapapeles. Aquel hombre la limpio y la adecento, entonces la piedra de nuevo se sintió guapa y por primera vez especial, empezó a volver en si poco a poco, cobro vida dentro de ella.

Los días más felices estaban llegando, en aquel lugar donde las palabras eran lo importante aquella piedra aprendió sobre el mundo, aprendió que siempre se puede ser especial. Por primera vez se sintió única y parte de un todo.

En aquella pantalla con la sala llena de personas podía oír los comentarios y las lecciones de aquel hombre que la rescató de aquella desidia sobre los cadáveres de antiguos compañeros.

Recibió las respuestas a aquellas preguntas que siempre se había realizado en sus tiempos de soledad y escuchando las palabras de aquellos seres se sintió acompañada.

Cuando la piedra ya se dejo llevar y decidió que aquel era el fin de sus días de inquietud algo paso de nuevo, volvió a la vida y en su desesperación aprendió como aquella piedra joven que acabo posada en aquella rivera del río.

Por primera vez en siglos no se sintió sola, supo que ella era parte de un mundo mayor y vio desde su mesa sitios que jamás soñó. Aquellos años en los que la piedra decidió que quería seguir aquí, aprender y saber.

Pero como en toda historia tiene que tener un final y se dio cuenta rápido de que aquellos seres desaparecían, de una forma u otra. La muerte, ¿eso me llegará algún día a mi?.

Algo dentro de ella la dijo que ya había muerto tiempo atrás, cuando se dejo y dejo de soñar y realizarse aquellas preguntas. Eso es la muerte para esta piedra.

Allí siguió plantada diciéndose a si mismo que jamás volvería a dejarse desaparecer...



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