domingo, 21 de febrero de 2016

Maximiliano


Siempre me pregunte como es que llegaste a ese estado vegetativo en realidad.
Nunca supe la verdad, de tu boca en realidad.
Crecí a tu lado, tan cerca que al irte se fue algo más que una forma de poderte disfrutar.

Maxi, fuiste grande pero caíste y no te supiste levantar.
Maximiliano me diste una gran lección de cómo no debo acabar.
Maxi me diste tanto amor y risas para crecer sin nada que desear.


Ese gran pequeño hombre que su vida dejo escapar.
Del trabajo a casa y de casa al trabajo entre cervezas a tomar.
El sueño de una noche que no parecia terminar jamás.



Maxi, ¿eres feliz ahora donde estas?, es una respuesta que jamás llegaras a contestar.
Partiste de este mundo que parecía no dejarte disfrutar.
Maximiliano, me pregunto, ¿eso era lo que llegaste a desear?


Fuiste el aire fresco  de un niño singular pero por dentro solo sabias llorar.
Esa soledad que al final marcó una vida que pocos llegaran a valorar.
En mi recuerdo jamás se apagará, esa es la verdad.

Maxi espero que en las nubes y desde ellas puedas verme disfrutar.
Maximiliano fuiste un tío de esos que nunca se llegan a olvidar.
Es una pena no saber tu historia para poderla contar.


Tras ese dolor debía de haber algo más que unas copas a tomar.
Si destrozaste esa vida y ese alma sería por algo que merecio la pena de verdad.
Una pena que de tu boca no salieran las palabras para llegarlo a contar.

Maximiliano, un nombre peculiar para un hombre poco vulgar.
Emiliano espero que algún día nos volvamos a abrazar.
Querido Emi que juguemos como tiempo atrás.


Me viste caer, ser ese rebelde y salir a la vida para llegarla a eternizar.
Me apegaste tus gustos en algunas cosas que no puedo olvidar.
Me diste más de lo que nadie me pudo dar.

Hoy creo estas letras porque me acordé de esos detalles para adornar.
Recordé alguna de esas frases que decías y me enseñaban mucho en verdad.
Hoy, como siempre, tu recuerdo siempre perdurará.

Tu sobrino nunca te dejó de amar.


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