viernes, 30 de octubre de 2015

Carta del pianista


Y mis noches son así, me siento dejando mis dedos fluir.
Las notas que puedo expresar son las que me retienen aquí.
Espero el amanecer para poder dejar de tocar.
En aquel piano-bar donde toco por algo que el bolsillo pueda llenar.


Multitudes de caras que ver, miles de personas para las que toqué.
Teclas y notas buscan las cosas que olvidé.
En esa canción me dejé gran parte de mi ser.
Ella se fue y no quise admitir las cosas que no miré.


Con mi copa sobre el piano, dejaré el hígado en cada trago.
Melancolía que saco de dentro de mi y la muestro para usted.
Ninguna nota me dejaré atrás, perfección, es mi forma de ser.
Sueño con volar lejos de este lugar, aporreo las teclas sin cesar.




No acepto peticiones porque nadie me puede frenar.
Toco, toco y vuelvo a tocar. Me pagan por eso nada más.
Un trago más, este me hace ocultar la cruda realidad.
A lo largo de la noche ella volverá a mi mente una vez mas.


Hace mucho que dejé de llorar pero en mis notas lo podrás escuchar.
La noche está cerca de su final, cerraré con unas melodías más.
Noto a lo lejos que aún me queda mucho que llorar.
Una noche más para poder improvisar.


Para tocar con propiedad hace falta sufrir de amar.
Ahora que los dedos casi dejan de reaccionar paro, un segundo nada más.
Voy a la barra del piano bar y pido un whisky para mi garganta relajar.
El recuerdo de lo que fue se evapora en los grados que puedo llegar a tomar.


Vuelvo a tocar, apoyado en el alcohol con alegría para el local.
Blanca, negra, negra, negra, blanca y volver a empezar.
Melodías que no te dicen nada, ritmos que perdí en el fondo de aquel vaso.
Ahora solo un trago más, otro para olvidar.


La gente no se fija en aquel hombre tras el piano del piano-bar.
Toqué miles de canciones y vi amores naciendo en este lugar.
Canciones para ver relaciones terminar, un poco de mi se fue a la par.
Consigo crear entornos para amar y poderse desenamorar.


Cuando veo la felicidad me pregunto ¿donde está?.
Al terminar esa canción de amor deseo una nueva oportunidad.
Ahora que hace mucho que no estas.
Cuando sufro mejor llego a tocar.


Otro trago más para terminar.
Una canción más, ¡vamos! la tengo que bordar.
La comienzo con pesar, es la canción del primer beso que la llegue a dar.
Espero que la pueda escuchar desde el más allá.


Dedicada a esa mujer que al partir se llevo mi alma lejos, donde no la puedo tocar.
En las últimas notas una lagrima se me llega a escapar.
Las pocas que me quedan, las reservo para este final.
Al acabar me despido y me dirijo de nuevo a la soledad de mi hogar.


En brazos de los tragos que me pude llegar a tomar.
Mis pasos te revelarán las copas que me llegue a tomar.
Si me ves creerás que un pobre borracho avanza hacia donde estás.
La verdad es que no soy yo el que lo va a discutir, es la realidad.


Espero día a día la muerte que me a de llevar.
Que me abrace fuerte y me lleve al lugar donde la podré encontrar.
Este es mi pesar tocó canciones para poderlos alegrar.
Pero al tristeza me sustituyo por un borracho más.


Toco por necesidad, dejar aquí algo que haga que me puedan recordar.


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