sábado, 9 de enero de 2016

Carta de un hombre invisible


Paseando entre gente rara que no puedo llegar a comprender, no veo nada más lejos de esos ojos que no me pueden observar.

Lo digo en serio, soy invisible en esta sociedad.

¿Lo soy en realidad?, de verdad que ya no se lo que es real. Paseo y no encuentro nunca la devolución de esta mirada que suelo regalar.

Viajo por la vida sin vestimentas viejas como los demás. Alguna vez necesité ayuda,  ¿si no me ven como me van a ayudar?

Sigo caminando entre vosotros y ni os llegáis a enterar. Voy aprendiendo de ti lo que nadie puede observar.

Nunca os dejo de estudiar, me paro en los lugares y personas que me llegan a impresionar. Como un libro nuevo que me gusta abrir y leer para entenderos un poco más.


Pero al acabar y conocerte de verdad me doy cuenta de que para ti no existo en realidad.


Entonces vuelvo a caminar, en busca de otra persona que me pueda enseñar algo nuevo para variar. Busco en esos rostros alguien que me pueda ver y hablar.

Alguna vez me debiste sentir al pasar, soy ese escalofrío que recorre tu espalda y no sabes de donde pudo llegar.

Incluso a veces si te paras a escuchar puedes oír un susurro en la oscuridad, solo cuando te deseo hablar.

Allí en la oscuridad, en tu habitación me siento y no dejo de admirar. Te encontré en este mundo vulgar, me robaste la poca cordura que me podía quedar.

No se cuando decidí hacerme invisible para los demás. Ya no recuerdo cuanto tiempo llevo caminando entre las luces y las sombras que me ocultan a ojos de lo demás.

Y en cada noche acudo de nuevo a esos ojos que me dejan respirar, que me enseñan que vivo en un mundo de colores que dejé de admirar.

Me perdí, no quise salir de mi invisibilidad y ahora que lo deseo no se como me voy a materializar. Ahora siento este ahogo de manera especial.

Vuelvo a su lado para agarrar un poco de paz. Llevármela cuando vuelva a caminar por las calles donde nadie, en su mirada, me puede atrapar.

Allí por donde paseo en soledad y nadie me puede ver, allí ya no encuentro nada que me haga pararme a respirar.

¿Soy un ser extraño en un mundo singular?, ¿Soy el bicho raro al que nadie quiere mirar?, ¿simplemente soy invisible de verdad?

Alguien puede pensar que este es un don singular pero con el tiempo, cuando quieres salir a la luz, se convierte en una pesadilla de la que no puedes salir. Lo necesito forzar.

Ahora que quiero que alguien me pueda ver y estudiarme a mi para variar, dejarme la piel en poder amar.

Pero este es mi enésimo intento de salir a la luz y no lo logro por mucho que lo llegue a intentar.

Así que solo me queda volver a mover los pies y caminar entre esos extraños que no buscan esta mirada porque no la pueden ver, caminar entre multitudes que me llegan a agobiar.

Si me sientes al pasar saluda, aunque sea al aire y todos piensen que eres un loco más. No seas de esa gente que no me deja de ignorar.

Soy un hombre invisible a los demás.


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