lunes, 19 de octubre de 2015

Esos días de sol, esos días de lluvia

Aún recuerdo cuando era niño y veía salir el sol por el patio trasero de mi hogar,corriendo hacia la libertad con mis amigos, jugando a juegos que jamás olvidé y que siempre desee que volvieran. Esa diversión que no tenia final, esos juegos que no tenian porque acabar.

Recuerdo la felicidad de aquel niño que corría de un lado a otro en busca de la diversión. Añoro aquel niño que desde bien joven era consciente de que reír era algo importante, único.

Llegue a adulto y llegaron los días de lluvia, los días nublados, esos días en los que las risas se apagan y olvidas ese niño que seguía ahí. Entonces son necesarios para mí esos recuerdos de hace tiempo cuando lo mas importante era reír, cuando el mayor problema era si se te colaba la pelota en patio ajeno y me trae una sonrisa, hace que me pueda sostener.


Cuando la melancolía golpea de nuevo quiere la casualidad que tras la ventana los gritos de los niños sumidos en sus juegos entren por mis oídos y golpeen mi mente. Solo entonces veo más claro que la vida es para disfrutar, para jugar.

Me miro de reojo y cuando siento que debo de saltar hacia el vacío pues no lo dudo.Quiero tener ese valor de cuando era un niño, me subía al columpio de pies y me balanceaba fuertemente, hacia arriba, para acabar saltando lo más lejos posible. Necesito volver a cuando los saltos con la bicicleta se convertían en acrobacias circenses en mi mente.

Perderme en aquellos sueños inocentes y llenos de vida, dejarme llevar a mundos de héroes en los que pelear de nuevo. Perderme de nuevo en el sueño de una noche tardía.

Esa valentía de los días de sol es la que en algún momento me ayudó a ver las cosas de diferente manera cuando la lluvia caía sobre mi, aprendí de nuevo a reír, aprendí de ese niño inocente que solo sabia buscar algo con lo que disfrutar. Ese chiquillo que con una picardía diferente a los demás sabia tomar el control de cualquier situación.

Ahora tengo un paraguas con el que cubrirme de la lluvia.

Abrir el corazón a aquello que rodea lo que soy, aprender que a veces si te dejas el corazón puede doler, desear que eso no cambie y no dejar de guiar mi vida con él.

Cuando eres un ser sensible todo puede romperte incluso anularte.  

Veo de nuevo el sol tras las nubes. Cuando las nubes no te dejan ver es cuando aprendí a no crecer.

Alguien muy importante para mi me dijo que yo era un niño muy bohemio, puede que incluso triste en ocasiones y se que no es más que un niño que desde crío solo usaba el corazón, ese niño encerrado en sus sueños y en sus pensamientos es el adulto que hoy esta aquí frente a ti.

Ese no se fue de mi, solo que durante un tiempo perdí este crío que sigue en mi.

Mi mundo creció y se convirtió en algo mejor, mas divertido e incluso mas colorido simplemente dejando que ese niño tome el control en alguna ocasión.

Cuando las nubes se van el sol sale detrás y que no debemos olvidar que las nubes siempre pasarán.


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